Hace apenas unas décadas, la meditación pertenecía a una práctica oriental cercana y lejana de ciertas tradiciones religiosas y espirituales, siendo importada a occidente por diferentes movimientos e iniciativas. Esto fue conformando el llamado movimiento New Age. En aquella época, no hace mucho tiempo, la meditación se entendía en occidente más bien como contemplación, ya que la meditación, tal y como la practicamos generalmente hoy en día, se consideraba entonces como una actividad peligrosa, que daba al diablo la oportunidad de entrar en nuestra mente mientras ésta no estuviera ocupada en la oración o la concentración. Hoy en día, la meditación está ampliamente difundida, aplicada y aceptada incluso como terapéutica y se ha convertido en una industria por sí misma.



Sin embargo, todavía existen muchos conceptos erróneos entre la gente en general y también entre los meditadores en particular. Exclamaciones como “Meditar es demasiado difícil, no puedo detener mis pensamientos. Por lo tanto, la meditación no es para mí”. O por otro lado “Aún no he encontrado el método o la técnica de meditación óptima”. O incluso cuando la gente habla de “mi meditación, necesito mi meditación”, todo indica una sutil, aunque perjudicial, incomprensión del concepto de meditación.



“La meditación pertenece a tu vida diaria. Es como comer, beber, respirar y dormir. Es abrirte a tu esencia más profunda. La meditación no es una actividad. La verdadera meditación es un momento de dejarse llevar. Es volver a tu base, y luego permitir que las cosas sucedan sin expectativas, sin tratar de influir en ellas”.”



Nâm considera la meditación como una actividad natural, al igual que cocinar, dormir, limpiar y trabajar. En el Jardín de Nâm, integramos tres breves sesiones de meditación durante el día, a las que pueden asistir los huéspedes habituales que lo deseen. Un curso de cuatro días llamado “La esencia de la meditación” ofrece la oportunidad a cualquier persona, desde principiantes hasta avanzados, de explorar, experimentar y profundizar en el sentido de la meditación.



Se ofrece un programa equilibrado de interacción, explicaciones de diferentes técnicas y meditación real, llevado por el sereno entorno del Jardín de Nâm y la presencia invisible, pero tangible, de Yoginâm, la fuente del jardín.



Tras participar en este curso de 4 días y ser (re)introducido en el principio, propósito y práctica de la esencia de la meditación, por cuenta propia, el participante puede desarrollar una sencilla pero poderosa herramienta y ancla en la vida.



El esfuerzo por empezar a integrar la meditación en el ritmo de la vida diaria está abierto a todo el mundo. Empieza por tomarse el tiempo necesario, crear una oportunidad y dejar que suceda. El curso La esencia de la meditación puede repetirse de vez en cuando para profundizar en la práctica.
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